La incertidumbre económica frena la compra-venta de bodegas

Fuente. El Correo de Burgos

El interés inversor que en los últimos años había despertado la Ribera del Duero -como una de las denominaciones de origen más consolidadas- se ralentiza, y según ha podido confirmar este periódico, varios grupos bodegueros que estaban buscando en la zona han dado la orden de parar por el momento. «La incertidumbre política, social y económica está provocando que se paralicen los encargos», explicaba el gerente de la asesoría Red Bottle International, Alfonso Velasco.

Atrás queda, al menos por ahora, una época de cambios como la vivida en 2019 cuando la bodega riojana Marqués de Cáceres, anunció en marzo su desembarco en Ribera del Duero al comprar una bodega en el término burgalés de Roa, que se encuentra dentro de la finca La Capilla, nombre con el que iniciaron esta nueva andadura. La compra incluía sesenta hectáreas de viñas viejas repartidas entre La Horra, Anguix y Roa.

Un mes después era González Byass el que daba la noticia al asumir la propiedad de bodegas Fournier. En este caso la bodega familiar jerezana fundada en 1835, sumaba Ribera a un portfolio compuesto por marcas tan conocidas como el Fino Tío Pepe, Apóstoles o el Brandy Solera Gran Reserva Lepanto.

González Byass se ha convertido en uno de los grupos vitivinícolas de referencia con bodegas en Rioja (bodegas Beronia), Somontano (Viñas del Vero), Barcelona (Cavas Vilarnau), Toledo (Finca Constancia), Cádiz (Finca Moncloa), Rueda (Beronia Verdejo), Rías Baixas (Pazos de Lusco). En el plano internacional, tiene la bodega familiar chilena Veramonte y la marca de brandies y vinos, Pedro Domecq, cuya principal actividad está en México.

En Ribera del Duero, ha dado paso a Dominio Fournier, un proyecto que avanza con las enólogas Marian Santamaría y Laura Terrazas. Según explican, sus señas de identidad en este nuevo reto serán la elaboración artesanal, el cuidado por el detalle y un viñedo que abraza al río Duero.

«Con esta adquisición, González Byass cumple un anhelo histórico con Ribera del Duero que se remonta a principios del siglo XX», apuntan al recordar que desde esta fecha, miembros de varias generaciones sintieron una vinculación emocional por la calidad de sus tierras y de sus viñedos antes, incluso, del nacimiento de la DO. La bodega se completa con 50 hectáreas de viñedo de la variedad Tinta del País. «La mayor parte del viñedo destaca por sus suelos pobres y su capa de cantos rodados en superficie, lo que restringe vigor a las cepas y ayuda a obtener más concentración en las uvas».

Firma

La otra gran operación del 2019 estuvo protagonizada por Juvé & Camps que reforzó su apuesta por Ribera del Duero al comprar Campos Góticos. La firma, que también adelantó este periódico en primicia, se produjo un año después de hacerse con Torres de Anguix, ahora Pagos de Anguix. En este caso, el grupo se completa con los cavas de Juvé & Camps, los vinos tranquilos de Propietat D’espiells (Penedés) y la distribuidora Primeras Marcas.

Si en Torres de Anguix, el interés se centraba en la bodega elaboradora, en la compra de Campos Góticos, la atención se la llevaba casi exclusivamente el viñedo ecológico, el primero que se plantó en la Denominación de Origen (DO). 2.400 plantas de la variedad Tempranillo que se disponen en espaldera a Cordón Royal y que destacan, además, por estar situadas en una de las zonas más altas de la Denominación de Origen (DO), a 900 metros de altitud.

Al estar ubicadas ambas bodegas en el mismo término municipal y ser colindantes, la elaboración se lleva a cabo desde la fusión en Pagos de Anguix con un viñedo que suma 77 hectáreas. Según explican fuentes de la empresa, el cambio no ha afectado a ninguna de las dos plantillas, ya que todos los trabajadores continúan trabajando en el nuevo proyecto.

También en 2019 se cerró la venta de la bodega Anta Banderas, que había entrado en concurso de acreedores tras desligarse Antonio Banderas. En ese caso, el comprador fue el grupo riojano Compañía de Vinos del Norte de España (CVNE).

«Si vemos, el perfil ha ido evolucionando, y mientras en los años de crisis la mayoría buscaba comprar a precio de saldo bodegas con problemas financieros -sin un plan de viabilidad definido-, en los últimos ejercicios el buen comportamiento de las ventas de Ribera comenzó a despertar el interés de grupos empresariales -nacionales e internacionales-, que detrás tienen además una gran distribución comercial», subraya Velasco.

Añade el experto que, de esta forma, «ven en la adquisición de una bodega ribereña una estrategia para aumentar sus portfolios y tener así un mayor peso en su red de distribución», subraya Velasco, consciente de que para los distribuidores mayoristas siempre es más sencillo confiar en un grupo grande que le surta de varios productos, ya que con ello reducen el número de proveedores y simplifican tanto el ámbito administrativo como el logístico.