No hay duda, la Ribera del Duero vive uno de sus momentos más mágicos. Para los enólogos son días de gran intensidad, de responsabilidad, de nervios, de recoger los esfuerzos diarios que se hacen durante todo un año. Pero la vendimia es también una oportunidad de descubrir y mostrar la grandeza de esta tierra de vinos, lechazo, patrimonio y naturaleza.
Con este objetivo, la Ruta del Vino Ribera del Duero organiza un nuevo otoño de sensaciones con veinte actividades diferentes para sumergir al turista en la cultura del vino. Así durante los meses de octubre y noviembre la Ribera se abre más que nunca con iniciativas atractivas como un tonificante baño de vino, pisar las uvas con los pies descalzos, degustar el mosto recién exprimido, beber en porrón y bota, recorrer las impresionantes bodegas subterráneas medievales o medir la maduración de la uva en el propio viñedo. La oferta se completa con menús y tapas de vendimia diseñados por los restaurantes y bares.
