La tonelería Saint Martin, una empresa con historia y futuro

Aunque muchos ya les conocéis, desde Enoduero  os queremos presentar hoy a otro de nuestros colaboradores, la tonelería Saint Martin. Su historia se remonta al año 1922 con el abuelo del actual propietario, François Saint Martin. Hubert Saint Martin inició su aprendizaje en la localidad francesa de Armagnac, antes de crear su propia Tonelería en 1945. Cinco años después, su hijo, Yves, entró en el proyecto con una producción que entonces se limitaba a 125 barricas al mes. “La gran mayoría se dirigía a vinos de Burdeos”, recuerda François Saint Martin.

Él empezó muy pronto en el negocio familiar y con tan solo trece años realizó su primera barrica en el año 1982. Eso sí, baja la mirada experta y exigente de esos dos maestros toneleros.

Hoy, 36 años después, la tonelería Saint Martin, se ha convertido en todo un referente tanto a nivel nacional como internacional. “Desde 1997, la Tonelería se ha desarrollado en la exportación, lo que nos ha permitido estar presente en EE.UU, Canadá, y en otros países como Australia, Nueva Zelanda, España, Italia, Austria”.

En 2001, dio un nuevo salto cualitativo modernizando la planta de fabricación. En la actualidad cuenta con una plantilla formada por 40 empleados y una capacidad productiva de 1.200 barricas al mes. “Para mí, es un legado de saber-hacer, la vida de una familia para una pasión, el «vino»”, subraya.

Ancestral

Desde hace algunos años, además, la Tonelería Saint Martin ha recuperado la fabricación de tinas y fudres, un trabajo artesanal ancestral para el que se necesita dominar una técnica muy específica, heredada principalmente de los carpinteros navales. “Es una vuelta a los orígenes, ya que el propio Hubert Saint Martin, fundador de la Tonelería, estaba especializado en la fabricación de toneles de grandes dimensiones”, explica.

Gracias a esta experiencia, ahora diseñan tanto cubas de vinificación como fudres (generalmente destinados a la crianza), con una capacidad de entre 700 l y 50 hl. “Cada uno de ellos es fabricado en edición limitada, a medida y en función de las necesidades del cliente, que son definidas junto con nuestro equipo comercial”.

Con este objetivo, cada detalle se cuida al milímetro. “Nuestra estricta selección de la madera, cortada en el sentido del hilo, y dejado al aire libre sobre nuestro parque de secado durante al menos cuatro años, y nuestros tostados tradicionales, siempre respetuosos con la fruta, le garantizan una calidad organoléptica óptima para sus vinos”.