Ribera del Duero cierra una cosecha difícil pero de excepcional calidad

Es oficial, la cosecha que tantos quebraderos de cabeza ha dado en Ribera del Duero este año ya está en bodega. La helada que cayó en abril junto a una sequía prolongada han mermado la producción hasta los 55 millones de kilos de uva recogidos; una cifra muy lejana de los 88 millones recolectados en 2015 y de los 133 acumulados en el 2016, cuando se cerró una campaña histórica. Poca cantidad pero excelente calidad. “El estado es inmaculado, similar al de 2015, por lo que se esperan grandes vinos de guardan”, garantiza el director técnico del Consejo Regulador, Agustín Alonso.

La climatología extrema, que tuvo su epicentro en la helada de la madrugada del 27 al 28 de abril, cuando durante más de siete horas, las temperaturas se desplomaron con picos negativos de hasta 6 grados bajo cero junto a la escasez de lluvias (cayeron unos 250 milímetros de lluvia cuando se esperan 450), tuvo consecuencias desiguales en el viñedo. Pese a todo, el Consejo Regulador se muestra optimista y destaca “la buena preparación” y el “impecable cuidado y mantenimiento del viñedo” por parte de los viticultores. “Gracias a ello se ha podido prevenir posibles enfermedades y garantizar la evolución favorable del ciclo de maduración de la uva”, agradecen desde el Consejo.

Según explica el director técnico del Consejo Regulador, “la uva de la cosecha 2017 presenta un tanino de alta calidad y un buen equilibrio gustativo, como consecuencia también de un adecuado equilibrio de la acidez”.

En datos, han participado en la vendimia 8.224 viticultores y 315 bodegas con 22.530 hectáreas inscritas en la DO. Un total de 195 auxiliares de veedor realizaron las tareas de control de la uva en el campo y la bodega. “Todo el proceso ha estado informatizado con datos actualizados continuamente por lo que ha sido posible saber en qué momento exacto se encontraba la vendimia, cuántos kilos se habían recogido en cada momento y cuántas bodegas permanecían abiertas”, concluye.